Si uno piensa en el arte del insulto vienen a la mente Góngora, Quevedo, Wilde, Capote o Camilo José Cela, que dejó inconcluso un diccionario de palabrotas. Y en la música lo han hecho desde John Lennon a Eminem, pero nadie ha perfeccionado este campo mejor que Paquita la del Barrio (nacida Francisca Viveros en Veracruz, México, en 1947). San Valentín, la fecha en la que el capital nos recuerda lo bonito que es el amor y nos insta a demostrarlo en Amazon, es también una fecha ideal para recordar Rata de dos patas, clásico contemporáneo y contenedor de la mayor sarta de insultos que un amante puede decir a otro cuando el amor muere.
Algunos de los insultos que Paquita arroja a su interlocutor en la canción: rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, espectro del infierno, maldita sabandija, alimaña, culebra ponzoñosa o hiena del infierno.
No podemos citarlos todos, porque significaría reproducir la letra entera y saltarnos los derechos de su autor, Manuel Eduardo Toscano (al que volveremos en breve). Pero atención a esta mera selección de los más brillantes: rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho, espectro del infierno, maldita sabandija, alimaña, culebra ponzoñosa, maldita sanguijuela o hiena del infierno. Rata de dos patas celebra la ira, convierte la decepción y el corazón roto en poesía y hace que deseemos que alguien nos haga daño para poder cantarla con convicción. En ese sentido, Rata de dos patas trasciende la condición de ranchera para convertirse en una pieza llena de discurso social y reivindicación estética. Vaya, en una obra de arte a efectos prácticos.
Lo interesante de Rata de dos patas es que no es el origen de la fama de Paquita como sheriff mamporrera de la liberación de la mujer mexicana, sino su cénit. Ella llevaba años cantando letras de esta temática, azuzada por una vida personal tumultuosa que invitaba a ello. Rata de dos patas es, más bien, un resumen de toda su carrera.
Entre los conocedores de este tema está generalmente aceptado que está dedicado a su exmarido, un hombre llamado Alfonso Martínez del que descubrió, tras 25 años de matrimonio, que tenía una amante desde hacía quince. “Este fue un gran golpe para Paquita, una angustia que la motivó a cantar aún con más dolor y sentimiento hacia los hombres. Este acontecimiento la llevó a divorciarse y, aunque nunca se separaron del todo, vivieron juntos pero no revueltos, ya que Paquita lo describe como el amor de su vida hasta su muerte en noviembre del año 2000”, se puede leer en la biografía de la web oficial de la cantante.
Paquita ya era por aquel entonces una estrella. Llevaba siéndolo desde comienzos de los noventa. Rata de dos patas llegaría en 2004 (incluida en el álbum Taco placero), lo que la convierte en una especie de ranchera contemporánea. Resume el dolor de Paquita hacia su exmarido, pero cuando Manuel Eduardo Toscano la escribió para ella, no estaba pensando en Alfonso Martínez.
Toscano (al que, a modo de curiosidad, le falta un brazo debido a un accidente que sufrió de niño tras caerse de un árbol, como relató a Radio Bemba Veracruz) es un reputado compositor que llevaba años escribiendo canciones para Paquita (por ejemplo Me saludas a la tuya, un tema en la que Paquita, literalmente, maldice a la madre de su amante). Y también tiene en su haber composiciones para Vicente Fernández, Alejandro Fernández, Los Tigres del Norte o Jenni Rivera. Cuando escribió Rata de dos patas, según Toscano, a quien tenía en mente era al expresidente de México Carlos Salinas de Gortari, que permaneció en el cargo entre 1988 y 1994.
Es generalmente aceptado que el tema está dedicado a su exmarido, un hombre llamado Alfonso Martínez del que descubrió, tras 25 años de matrimonio, que tenía una amante desde hacía quince. Pero hay una segunda lectura
“Tuvimos en México un presidente al que en aquel tiempo no se atrevería nadie a faltarle al respeto, pero uno como compositor decía: ‘Bueno, voy a hacer esta canción”, contó al programa de Univisión Primer impacto el pasado mayo. Paquita, por su parte, afirmó que ella no sabía nada. “Solamente él sabe por qué la hizo”, afirmó.
Dieciséis años después, Rata de dos patas es su canción más celebre (supera los diez millones de reproducciones en Spotify) y es reivindicada como un himno de liberación en todo el mundo, desde los clubes de travestis (aunque Paquita haya hecho declaraciones homófobas de tal calibre que la condición de rata vuelve directamente a ella) a los chiringuitos de playa. Rata de dos patas contiene uno de esos hallazgos sencillos, pero a la vez milagrosos: consigue que absolutamente todo el mundo tenga en su cabeza una figura a la que podría dedicársela.
La vena catártica de esta canción saltó a los periódicos internacionales. “Paquita deja que sus letras –se publicó en Los Ángeles Times en 2004– a menudo sarcásticas, vengativas y despectivas, sirvan de voz a los sentimientos de muchas de sus fans mujeres que desean, pero no pueden, deshacerse de todos esos machos desconsiderados e infieles con los que están atrapadas”.
Esta guerra de los sexos que plantea Paquita puede ser un obstáculo en el camino a la tregua y estar planteada con brocha gorda, pero es, desde luego, catártica y placentera. No se le puede pedir más a una ranchera que, como dice su letra, te está hablando “a ti”.
Fuente: El País